La semana pasada tuve el
privilegio de empezar mis estudios en el MIT (Massachussets Institute of Technology).
He iniciado un conjunto de cursos alrededor de innovación, y parte de la meta
personal que me he puesto es compartir mis conclusiones de cada día en mi blog,
dándole claro, mi toque frente a proyectos reales y situaciones cotidianas que
he vivido en mi vida profesional y personal.
El primer día, después de todas las
clases, un tema que quedo grabado en mi mente fue tal vez el comentario más
pequeño y de menos “gracia” durante el curso, pero como siempre digo, todo
depende del contexto, de donde estas parado en cada momento y cuáles son tus
mayores preocupaciones. Así que con el perdón de mis profesores y todo lo que
esforzaron durante este primer día, me quedo con esto: La definición de innovación,
y del rol de quien la lidera, así como de la realidad del proceso dentro de las
compañías. Y todo se resume en este diagrama:
Como sé que el
diagrama por sí solo no dice mucho, explicare el análisis detrás de él, esto
fue entregado por el profesor “Sandy Weiner”. El circulo son las organizaciones
y sus límites, el limite hasta dónde puede llegar a crecer la innovación, que
es por supuesto el cuadro de adentro. Ahora las líneas negras, esos somos
nosotros, los que lideramos esto procesos, los que luchamos día a día para
primero buscar un alineamiento entre los limites infranqueables de la innovación
(porque innovar sin buscar cambiar esos límites es casi imposible, o no tiene
sentido), y que también negociamos esto con los propios límites que la innovación
se impone. Buscamos un equilibrio un alineamiento, en otras palabras, en este
proceso no somos más que mediadores entre dos limites, de dos esquemas diferentes,
que deben al final alinearse en un objetivo común.
Ahora bien,
dicho esto, como en todos mis cursos (o al menos los que pude asociar de manera
correcta a mi contexto), pensé en mi labor diaria y como el concepto de innovación
puede empezar a carecer de sentido, cuando suceden distintas situaciones, y
sobre todo, como profesional cual era mi plan para afrontarlo de ahora en
adelante:
1.
Los límites
de la organización son tan estrechos que no hay nada que mediar: Y no puedo
negar que pensé en organizaciones en las que he estado. En donde se desea tener
un proceso de innovación y se cree fielmente en la necesidad del cambio, más,
sin embargo, la organización, una vez comprende que innovación significa algo
mas allá de implementación de tecnologías, cuando siente que sus límites
infranqueables empiezan a ser cuestionados, se aprieta con todas sus fuerzas,
para fortalecerse en su “status quo”.
Que hacer: Bueno personalmente, puedo
decirles que, luchar no sirve de nada. Es como nadar contra corriente en el
mar, nos cansamos, empezamos a tragar agua y finalmente nos ahogamos. Mi
consejo es hacer diferencia en el pequeño espacio de manejo que nos dejen los
fuertes límites impuestos, en la más pequeña autonomía que nos dejen. La única
forma de avanzar es mostrar resultados, a la innovación nadie le tiene a fe a
menos que demuestre algún resultado. Busquemos algo pequeño en donde podamos
modificar, y asegurémonos de hacerlo bien, de medirlo y de venderlo.
2. Los límites de la innovación quieren pasar
por encima de los corporativos de manera apresurada: Este es un mal, resultado
de la presión del punto 1, de la solicitud continua de resultados, sumado a el ímpetu
que la mayoría de equipos de innovación traemos en el ADN y que es justamente
lo que hizo que nos dedicáramos a esto en primer lugar.
Que hacer: Busque alguien en la organización
que la conozca mejor que usted, porque seguramente usted es un poco nuevo y
lleva la muy odiada etiqueta de innovación en la frente, pero debe ser alguien
que no se resista al cambio, sino que puede darle una visión de la cultura, de
las velocidades adecuadas, y sobre todo dejarle ver, que limites empezar a
empujar, y cuáles temas son más sensibles y deben dejarse para futuras
instancias. No vaya al campo de batalla sin conocer bien a su enemigo.
3.
La mediación
se convierte en lucha: Aunque ya lo mencione en el punto anterior, debo
hacer énfasis en este punto. Por más difícil que sea la batalla de la transformación,
el abordarlo así, como una batalla, solo nos dejara cansados y perdedores. Y es
que es más fácil aferrarse a lo conocido que buscar como dejarlo de lado, es
del humano sentir miedo a cambiar algo que ya conoce. Y ni se diga de todos
aquellos que piensan que perderán su trabajo, y digo piensan, porque la compañía
tiene mejores planes para ellos, lástima que no logran verlo.
Que hacer: Identifique a aquel grupo de
influencia que esta con usted, y enfóquese en ellos para pensar positivo. Y
para aquellos que se resisten, persuadir, persuadir y persuadir. Cuando trabaje
en innovación se dará cuenta que pasa más tiempo haciendo esto que cualquier
otra cosa y por momentos puede sentir que no está innovando, pero justamente
estas negociaciones, esto pequeños cambios que logra, cuando empieza a abrir
ese círculo, es que en realidad está transformando.
4.
No se
entiende el rol de innovación: Por último, y debo confesar, que nunca había
encontrado una mejor forma de definir mi rol hasta esta clase, es entender que
como innovadores no somos más que unos mediadores y negociadores que debemos
persuadir a la organización para cambiar, pues a golpes no cambia ni una organización
ni nadie.
Que hacer: Si como es mi caso, usted
viene del área de tecnología, entienda bien que innovación no se trata de
implementar software, muy al contrario, eso puede o no suceder para que un
proceso de transformación sea real y exitoso. Así que, deje de pelear por los
sistemas y déjele eso a las áreas de tecnología, entienda que usted ya
evoluciono de ser un área ejecutora de requerimientos a un área transformadora
de empresas, véalo así, y ya le vuelve a motivar su empleo.
Persuadir,
persuadir y persuadir……!!
