Recientemente hice parte de un
panel de profesionales jóvenes, en donde tratamos distintos puntos, la realidad
actual de las profesiones, la economía, los problemas sociales y económicos de
los países, entre otros puntos. Una pregunta que me hacen regularmente en estos
eventos y otros es cuál es la clave del éxito, “Por favor Juliana, trasmítele a
los muchachos cual es la clave del éxito”. Normalmente he contestado primero
que no considero que sea una persona altamente exitosa, o mejor, no me
considero más exitosa que otra persona, simplemente considero que se me han
dado oportunidades en la vida que no he dejado pasar, y siempre recuerdo los
esfuerzos, perseverancia, sacrificios, y concluyo constantemente que la
disciplina es clave del éxito.
No crean ni por un segundo que me
voy a retractar en esta entrada de esas conclusiones, solamente quiero
enfatizar en cosas que vinieron antes de eso, que forjaron en mi esas
capacidades que me han permitido sobre salir en el mundo laboral, en mi profesión.
Definitivamente que la familia y el entorno en donde se crece es fundamental
para desarrollar muchas de estas habilidades, pero sobre todo también para no
perder otras. En mis años de formación escolar, primaria y bachillerato sufrí
mucho por no cumplir ciertas “normas” que deben cumplir todos los niños y
adolescentes para ser considerados aptos para sobresalir. Y es que es una educación diseñada para las
masas que atropella la individualidad. Cuando estaba en el colegio siempre fui
una persona que cuestionaba todo, sobresalí siempre en mis notas porque me parecía
fácil, pero él no cumplir con lo que era esperado por el modelo educativo hacia
que siempre se cuestionaran mis capacidades, escuche más de una vez decir que
no serviría para nada.
Yo era la niña que no tenía
cuaderno porque siempre odie escribir (Y ahora tengo un blog que ironía). Como
no tenía cuadernos y no tomaba apuntes, al momento de entregar las tareas
retaba a mis maestros para que me permitieran contestar mi tarea en ese
momento, frente a ellos, en vez de pedirme entregar cuadernos de hojas
escritas, seguramente copiadas de algún libro, pues prefería hacer otras cosas
en mi tiempo libre en vez de pasar las tardes copiando frases, prefería estar
en el computador, leyendo un libro o practicando guitarra. Pero claro, esa
forma no era convencional ni adecuada para entregar una tarea, por lo que mis
padres eran llamados constantemente al colegio para expresarles su preocupación
por mi falta de capacidad para seguir reglas, “Es que ella no tiene cuadernos”.
Como olvidar las largas horas de revisión
de uniformes, pulcritud, color de medias, medida de falda, tantas horas
perdidas en tantas actividades que solo buscaban hacernos encajar dentro de un
mismo perfil, que buscaban robarnos nuestra individualidad y hacernos sentir
desde tan jóvenes que debemos esforzarnos por encajar acabando nuestra propia
felicidad. ¿Quién puede ser más feliz que aquel que es lo que quiere ser?,
claro siempre entendiendo el bien general sobre el particular y no haciendo
daño a nadie.
En fin, hoy debo decirles
abiertamente que nunca he sido una persona que encaja en normas convencionales,
mi mama siempre me ha dicho que soy una caja de sorpresas, y creo que no existe
una mejor forma de describirme. (y ojo, no necesariamente todas las sorpresas
son buenas).
Esta entrada es para mi familia
que a pesar de tantas quejas mantuvo su apoyo y confianza en mí. Mi padre
siempre defendió mucho que yo era capaz de aprender y ser la mejor estudiante a
mi manera. Nunca pude pasar la materia de dibujo, porque no se dibujar (Aunque
me encantaría poder hacerlo), y es que es absurdo que nos pidan que todas las
personas seamos buenas en todo, pero encontré también una monja en mi colegio
que me ayudo a cambiar la clase de dibujo por trabajos de investigación sobre
la historia del arte, y claro, como eso significaba leer, analizar, entregar
conclusiones, me deje conquistar totalmente por esta nueva forma de abordar el
dibujo, y aprendí algunas cosas que me sirven hoy en mis interacciones
sociales. Es también para mi profesora de cálculo en el colegio, que vio en mi
potencial y me colocaba ejercicios distintos y más difíciles a los de las demás
alumnas, y logro convencerme de mi capacidad de llegar lejos (El cálculo si era
lo mío). A mis entrenadores de cada uno de los deportes que jugué, baloncesto,
futbol, natación, voleibol, y es que el deporte es la forma más sencilla de
formar desde la diversión la disciplina, el liderazgo y el orden.
Así que concluyo, si, todas esas
habilidades que siempre menciono claves para el éxito, son en mi concepto fundamentales,
pero es algo que todos tenemos, no es algo exclusivo de ciertas personas, no
soy distinta, ni especial, ni rara, solamente conté con un entorno que estuvo
siempre dispuesto a apoyar mi individualidad, a dejarme explotar mis
capacidades y a aceptar mis puntos débiles, que me permitió sobre salir como
individuo por encima de la generalidad de la educación básica y universitaria,
que me enseño que en lo que decida hacer en la vida, lo que sea, debo buscar
siempre ser la mejor, la primera, esta
entrada es para todos ustedes, gracias!
Gracias a todos porque siempre me
permitieron vivir a colores, pero sobre todo GRACIAS a quienes lucharon y
siguen luchando por hacerme una más del montón, su deseo de enclaustrarme me
hace cada día más fuerte: