No existe algo más peligroso que
el mal uso de los términos y conceptos tecnológicos con el deseo de vender
productos, servicios o cualquier otro bien tecnológico que una empresa crea
necesitar. Y es que, en estos momentos de la creciente demanda tecnológica, los
proveedores están a la caza constante de clientes que tienen presiones
ejecutivas y del propio mercado por “digitalizar” sus negocios para prepáralos
para el mañana. Las empresas en muchos casos quedan indefensas frente a un
ataque frontal y sin tregua de distintos proveedores que prometen tener la solución
a todos su problemas con solo habilitar un servicio ya listo en la “nube” que
no requerirá ningún esfuerzo y que transformara sus entornos corporativos en
las empresas del mañana, estas presentaciones asombrosas acompañadas de power
points diseñados por verdaderos profesionales hacen parecer la transformación digital
como un simple proyecto de adquisición y encendido de soluciones ya listas,
alejando a las empresas cliente de todas las aristas que conlleva una transformación
de este estilo.
En mi publicación anterior hable
de la importancia de las personas y el cambio cultural en las organizaciones
para lograr las reales transformaciones. Hoy quiero hablar del impacto que
tiene la avalancha de ofertas tecnológicas, la falta de sinceridad de la mayoría
de los proveedores y la necesidad de contar con reales ARQUITECTOS dentro de
las organizaciones. Sé que este será un tema que puede generar disgustos, tanto
a proveedores que ya en el pasado me han expresado su molestia al sentirse
atacados por algunas de mis posiciones, pero también sé que algunos “ARQUITECTOS”
sentirán que estoy denigrando su experiencia y sus títulos que acreditan sus
conocimientos. Para todos ellos, solo decirles que esta como todas mis publicaciones
no es más que una posición basada en mi experiencia, son opiniones personales y
que no estar de acuerdo es parte de la idea de debatir, por favor no lo tomen
personal.
Las arquitecturas deben nacer del
análisis del contexto tecnológico actual de las organizaciones, pero en la mayoría
de los casos y sobre todo cuando se ejecutan por parte de consultorías externas
lo que se recibe en estos servicios es más un guion ya pre diseñado de lo que
la empresa necesita considerando más la propia experiencia de la empresa
consultora, los productos con partnership o simplemente el dominio de algunos
estilos arquitectónicos. Y es que en mi concepto y desde mi experiencia como arquitecta
tecnológica, hacer planes arquitectónicos es un arte, en donde los activos
actuales de las organizaciones tienen un rol fundamental. Es imposible que los
arquitectos seamos agnósticos a la tecnología, siempre nos dejamos tentar por
los lados oscuros de ser JAVA o .NET, de ser código propietario u open source
(Javeros o puntoneteros), pero la verdad es que al momento de hacer un diseño arquitectónico
debemos dejar de lado estas pasiones inevitables y trabajar en lo más
conveniente para las empresas independiente de cuál es la marca con la que nos
sentimos más identificados. Es por esto que los arquitectos deben conocer a
fondo la realidad tecnológica de la compañía y entregar un diseño futuro que
este alineado a las capacidades tecnológicas existentes y no que pretenda
cambiar todo para adaptar a la empresa a su arquitectura o productos de
preferencia, es la arquitectura quien moldea el futuro, sacando siempre el
mejor provecho de lo ya existente en las organizaciones, mala costumbre tenemos
los ingenieros de presentar que la solución es siempre volver a hacer todo de
cero.
La construcción de las
arquitecturas futuras es el foco de la mayoría de ejercicios de arquitectura,
en donde se planean grandes transformaciones y cambios que regularmente
sugieren reemplazar todo el entorno tecnológico y que prometen solventar todos
los problemas de las organizaciones con grandes bundles tecnológicos, lo que al
final termina en grandes sistemas aislados, costosos y procesos que siguen
siendo ineficientes. Pero supongamos que las arquitecturas futuras son
construidas con una real visión arquitectónica, con patrones y con una claridad
de la estrategia que es habilitada por la arquitectura construida, aún queda el
poco valorado tema de las arquitecturas de transición. Y es que diseñar
arquitecturas que serán alcanzables con proyectos de millones de dólares y en
tiempo medido en años no es real para las organizaciones actuales y los
contextos de cambio y competencia que se viven hoy por hoy, esos son futuros
estados deseados, pero el camino para alcanzarlos también debe diagramarse y
analizarse, cuantificarse y dársele un tiempo razonable para las organizaciones,
las transformaciones deben ir paso a paso, a no ser que estemos construyendo
una arquitectura para un contexto tecnológico inexistente, pero honestamente
esto casi nunca sucede.
Las arquitecturas de transición permiten
mostrar a las empresas pequeños proyectos, victorias tempranas que las van
acercando al estado deseado, inversiones pequeñas que generan valor y que
sustentan la necesidad de seguir invirtiendo y transformando, y la construcción
de estas es aún más valiosa que la arquitectura final, pues está casi nunca se
alcanza, muchas cosas cambian en el camino, por lo que no deja de ser casi en
todos los casos una visión direccional, una inspiración, que es modificable no
en sus raíces pero si en capas superiores conforme las organizaciones caminan
la senda de la transformación y el contexto de la tecnología a nuestro
alrededor sigue cambiando también.
Una organización requiere de unos
arquitectos que ejecuten ejercicios de análisis arquitectónicos que busquen dar
victorias tempranas basados en una fuerte construcción de diseños de transición
basados en explotar lo ya existente y con un path aspiracional a una
arquitectura final que persiga la transformación total a la era digital.
Esas victorias tempranas deben
cuantificarse vs la inversión y deben ser justamente estas pequeñas
transformaciones quienes sustenten las nuevas inversiones y los siguientes ciclos
de arquitectura, es hacer arquitecturas por pequeños ciclos, teniendo siempre
una meta final que alcanzar. Es entonces, cuando existe esa claridad, que los
grandes proveedores que nos ofrecen soluciones ya listas para alcanzar
arquitecturas futuras se encuentran con compañías mejor preparadas para definir
cuáles son realmente las tecnologías que se requieren para la siguiente
arquitectura de transformación, que no son fácilmente impresionables, que no están
dispuestas a hacer grandes inversiones para adquirir productos de millones de dólares
para habilitar funcionalidades para las cuales la compañía, las personas, los
procesos y la arquitectura no estarán listas sino hasta los próximos dos o tres
años de transformación, compañías que requieren solventar problemas puntuales y
construir ladrillo por ladrillo las grandes catedrales tecnológicas.
El concepto de SOA es tal vez uno
de los mejores con los que puedo ejemplificar mi punto, el concepto de integración
y necesidad de interoperabilidad de los sistemas, dejando de lado la época de
los silos tecnológicos genero una explosión en la definición de conceptos como
servicios web “Web Services”, SOAP y el tan mencionado SOA (Arquitectura
Orientada a Servicios). Los grandes productores tecnológicos empezaron entonces
a producir grandes suites tecnológicas que a altos costos permitían que las compañías
se transformaran a estos esquemas integrados de operación. La banca fue una de
las primeras industrias que dio grandes pasos hacia la integración, movida por
las necesidades del mercado y fueron ellos precisamente los primeros en
adquirir estas grandes soluciones, que alado de sus mainframes parecían pequeñas
inversiones. El concepto evoluciono y al poco tiempo, los conceptos de API, Micro
servicios y hasta contenedores cambiaron la visión que se tenía del SOA
tradicional orquestado por estos grandes productos de integración, es mas en mi
experiencia, no vi NINGUN proyecto completo exitoso de la implementación tradicional
de SOA. ¿Qué paso entonces con las grandes inversiones, y los grandes productos
de los proveedores de tecnología tradicionales y su propuesta de valor?,¿en dónde
quedo el posicionamiento de estos productos en cuadrantes de Gartner entre
otros?
Un ejercicio real de arquitectura sobre este ejemplo habría permitido a
las empresas cliente identificar que la arquitectura futura tenía como foco
principal la integración y que esa debía ser la preocupación principal de la compañía,
debió plantear seguramente y desde un diseño muy personal, construir algunas
integraciones usando las tecnologías existentes en las compañías que permitiera
cuantificar el valor y la complejidad de las transformaciones, debió considerar
pasos intermedios o transiciones arquitectónicas que también consideraran las
necesidades de capacitación, de estandarización para la integración, de modelos
de gobierno y definición de contratos de interconexión. Seguramente estos
diseños habrían permitido valorar suficientemente la necesidad aspiracional de integración
multi tecnológica para el caso particular de cada empresa y de cada necesidad y
finalmente habría permitido evaluar si era necesario adquirir en ese momento
alguna mega solución o si soluciones más pequeñas y puntuales podrían ser la solución,
muchas de las cuales son hoy las que se están usando y a las que muchas de las
grandes empresas están migrando después de años de proyectos fallidos e inversiones
innecesarias en grandes productos tecnológicos, olvidamos el concepto básico de
“divide y vencerás”.
En conclusión, considero que la
mejor forma de asegurar una relación de ganar/ganar al momento de hacer adquisiciones
y transformaciones tecnológicas consiste en:
- Contar con arquitectos que tengan realmente este rol, y que den igual importancia al diseño de las arquitecturas de transición como a las arquitecturas futuras
- Tener siempre una arquitectura futura flexible pero que siempre conserve sus raíces. Diseño direccional.
- Usar estos diseños arquitectónicos y las capacidades de las empresas en cuanto a personas, procesos y tecnología para elegir los momentos adecuados para hacer adquisiciones de productos/servicios y comprar siempre lo que es necesario y lo que la empresa en realidad tiene la capacidad de explotar.
- Usar la arquitectura como una hoja de navegación y una defensa directa al ataque del proceso de ventas y a la propia presión ejecutiva en las grandes corporaciones
Y finalmente considero que un
arquitecto de VERDAD es aquel que logra planear la transformación de una compañía
basado en capacidades actuales, necesidades reales y victorias tempranas, es
todo aquel que la mayoría de las grandes compañías de tecnología no quiere como
cliente.
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